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He mirado tu imagen diez veces,

o quizás veinte, no lo se del cierto,

y siempre descubro algo diferente,

mejorando el anterior recuerdo.

La llevo enmarcada en mi pupila

para repasarte a cada instante,

sin tener así que separar el papel

del lado del corazón, donde la guardo.

Sigues siendo esa musa lejana,

que en ocasiones rasga mi paciencia

esperando la respuesta deseada,

y se me hace más larga tu ausencia.

Apareces en la contabilidad de mi vida

ya que te debo miles de besos,

pero también me robas momentos

bañados en lágrimas por tus desencuentros.

Volveré a mirarte y sonreiré,

y como siempre me abrirás las pupilas

imaginando tu hermosa piel brillar

al un sencillo “hola” susurrar.

A tu recuerdo...

Paseaba el sábado por la playa

acompañado de gente que decía palabras,

llenas de aire y vacías de sentimiento,

faltadas de amor al no poder conocerte.

Sentado en un café con ochentinueve sillas

todas llenas de personas con nombre,

y todas ellas ausentes de heridas,

tristes poesías jamás vividas.

Leyendo los poemas ahora ya tuyos

que encogían mi trémulo corazón,

iluminaban mi mirada agradecida

y te buscaban dentro de mi mente.

Tomando un vino blanco dulce

imaginaba una gata junto a mi,

acomodada en mi libreta de bocetos

custodiando todos sus secretos.

La lluvia me acompaño en la noche,

me abrazó como si fuera mi amante,

obligándome a guardar mi humilde lápiz

y no poder sobre mi hoja amarte.

Momento

Descalzo sobre nuestro verde césped

estoy sintiendo cosquillas en los pies,

mientras la calida brisa roza mi cara

y tu dedo me acaricia la espalda.

En mi mano derecha se agita un vaso,

dos piedras acompañadas de menta y ron.

En su fino borde del limpio cristal

marcados tu labios como dulce beso dado.

Mi camisa blanca se me pega a la piel

y el sol dora nuestras enamoradas caras.

¿Cómo se que es amor mutuo?

Del brillar de tus ojos nada se escapa.

En los pequeños tiestos que pintaste de rojo

se mecen hermosas orquideas y tulipanes,

esos que plantamos juntos cada año

un domingo de setiembre al llegar de misa.

Tu estampado vestido baby doll

dibuja tu perfecta silueta cual Diosa Venus,

sirviendo de poética inspiración

a los ruiseñores que te cantan y loan.

Acerco mi mano libre a tu estrecha cintura

y esta me responde acercándose,

trayendo hacia mi tu dulce perfume

y acelerándome mi ya tuyo sentir.

En este instante de regalo perfecto

estando acompañados de sutil silencio,

otras siete vidas me prometo darte,

y así, entre besos, poder cuidarte.

Sin Letras

Todo y mover mi blanca pluma

no quedan las letras en el papel,

solo la añoranza de no tenerte

y el duro reclamo de más soledad.

Sentado ante la triste cuartilla

y la negra tinta a mi izquierda,

solo veo las lágrimas de ese día

cuando te fuiste, para no regresar.

Mis ojos rebobinan ese momento

vez tras vez como una vieja cinta,

en busca de esa larga mentira

que a ingratos brazos te arrojaron.

Y si acaso de esta mesa salgo,

todavía en la casa vive concentrado

el perfume de tus besos robados.

Pudriéndose entre reproches acumulados.

En nuestro lecho intente dormir,

imaginar grandes poemas para vivir,

pero ni el rencor consiguió dormir

y solo el vació se acostó junto a mi.

Que alce el vuelo ya este curvo

y devore la luz de tu verde jardín,

pues tu eres culpable de este dolor

y yo… yo, pueda volver a escribir.

Entre las enredadas sabanas blancas

se asoman tus tersas piernas,

buscando la brisa de la noche,

provocando mi lúcida mente.

Solo esa fina seda laberíntica

es protectora de tu frágil cuerpo,

ausente de otra prenda interior,

caliente de nuestro amor.

Te miro aprovechando la luna

y dudo quién ilumina a quien.

Si ella a ti, a mi lado acostada,

o tu a ella con esa sonrisa relajada.

Disfruto de este dulce momento

deseando acoplarme a tus labios,

mas tu cadente respirar

me recuerdan que estas yaciendo.

Acercaré mi mano a tu pecho

rozando el empinado pezón,

para abrazar a mi amada ninfa

y juntos poder descansar.

Quizás cuando se alce el sol,

tu boca visite mi latente boca,

tu carne acomode a mi mano,

y estas piernas busquen mi príapo.

Ella

He abierto los ojos, y estabas tu,

iluminando mi lento despertar,

esperando mi primer beso del día,

regalándome tu tierna sonrisa.

He apretado tu cuerpo a mi cuerpo

para alargar el efímero tiempo,

saboreando la salada boca

acariciando tu negro pelo.

Mis dedos han recorrido tu espina

y jugueteado en el firme talle,

como si ya no te conocieran

y quisieran tu piel desnudar.

Dos palabras te he musitado

y tu vello se ha erizado,

señal inequívoca de sentir

tu amor y mi deseo.

Breve momento matinal

que todavía puedo oler,

y esperar a volverte a ver

para nuestros cuerpos fusionar.

Llegará la tarde esperada

y los sollozos serán palabras,

hermosos versos desnudos

cual imágenes de nuestro encuentro.

Decepción Pasajera

Hemos caminado juntos por mil bosques

mimando orquídeas de cien colores,

regando entre hermoso pétalos marfiles 

su magia y nuestras ilusiones.

Hemos buscado corales en San Blás

con los pies descalzos y mojados,

sintiendo tus dorados labios al pasear

y nuestros corazones junto al mar.

Pero hoy se marchitan nuestras blancas palomas

secando los valles de mi verde vida,

cerrando las puertas de mis anhelos

estremeciendo la arena a mi pasar.

He desayunado pesada melancolía

para acompañar mi floreciente tristeza.

La que has plantado en mi cama vacía

y abonado con tu ausencia.

Decepción asfixiada en Seco y leche

para justificar estas lágrimas agotadas,

mientras dejo lentamente agrietar mi pecho

y grito alto para no volver a verte.

Pero no se salarán del todo mis venas,

junto a otras manos buscaré nuevos “espíritus santos”

dejaré volar los sueños de mañana

descubriendo sus dulces instantes.

Ojos de Gata

¿Que hay más allá de tus ojos?

me pregunto cuando no te tengo.

Esas oscuras perlas llenas de luz

que cada día deseo descubrir.

Amor de mis palabras lejanas

que buscan en ellos reflejarse,

resbalar por tus calidas mejillas

y en tu corazón, quedarse.

Dolor de estos dedos que escriben

ahogados entre tinta y papel,

cuando ellos quisieran ser pluma

y tu dulce mano recorrer.

Sueño de mi resecos labios

que les desean susurrar  junto al mar,

y dando envidia al señor sol,

pues tu luz en mi brilla más.

Ojos que nublan mi trémula vista

ampliados con la fábula de tu risa,

diabólica perfección cada día más cercana,

duro y felino ataque a mi soledad.

Entre dos Oceanos

Llegaste aquí des de el mar azul

siendo brisa pasajera de un día,

pero el arte tatuado en tu alma

a mis venas ha envenenado.

Del entretenimiento ya olvidado

he pasado a la costumbre de leerte.

A tu compañía durante los días,

y tu sentida ausencia al anochecer.

En cada palabra hay tensa espera,

como niños a la desconocida arena

en su primera jornada de playa.

Temor a la falta de respuesta.

Rehogando con cariño el conocerse

se teje una tupida manta de color,

en la que poder abrigar bajo ella

esta dulce amistad que crecerá.

Camina sobre la fina playa,

siente el agua como llega a los pies,

cierra los ojos mirando el horizonte

y verás un cálido corazón nacer.

Ojos negros

Dame un solo motivo para no esperar

a que tus profundos ojos lleguen,

dispuestos a ahogar mi respirar

y mis sentidos hondamente cambiar.

Solo verlos venir, acercarse a mi,

es un estallido de oscura pasión

encerrada en el recuerdo de tu imagen,

abierta en mi volcánico corazón.

Ahí recogidos, bajo el largo pelo,

esperan el momento de embriagarme.

Custodiados por esa gran sonrisa,

esa que mis labios quieren soñar.

Regálame ochenta y nueve miradas

tan encendidas como las imagino,

mientras besas esas palabras perdidas

al quitarme el habla al llegar.

Eunice

Hoy, cuando mis ojos ya no vean el sol,

y su luz se oculte tras en gran océano,

de entre sus brumas brotarás como ninfa

hija de Nereo, imagen de nuestro encuentro.

Tu piel canela con nombre de ópera

jugará con la respuestas de mis dudas,

cual niño con muñeco de trapo hallado

siendo rey del mundo y su destino.

Remaré contra las gigantes olas saladas

clavando el remo con bravura y decisión,

dejando volar nuestra nueva imaginación

para que el verte, sea nuestra victoria feliz.

Montada en blancos delfines etéreos

ondearás las banderas para guiar mi vela

y hacer llegar mis palabras a tu puerto

para que no sea sacrificio el descubrirte

Vuela verso mío más allá del asteroide

siendo mi noche su nuevo día,

diciendo que el sacrificio de mi tinta

será la victoria de su alma viva.

Camino en el MAr

La luz se alejaba de mi  fría ventana

para poder iluminar tu florido balcón,

centro del universo de nuevos amores

fábrica de flechas hacia mi corazón.

El océano se abre cual señal divina

para dar paso a los versos del conocer,

al regalo de tablas recién nacidas

y a las flores de la nueva vida.

Regando lo nuevos labios vírgenes,

dándoles colores mientras crecen

mientras viajan por la verde alfombra

que comunica nuestra encontrado camino.

Un tulipán naranja se abre cada día

en la esquina izquierda del ventanal

surcando por el espacio infinito

que separa tu palabra de mis oídos.

Creía haber visto todas las maravillas

justo asta ese día de marzo soleado,

cuando mis manos vacías y limpias

más allá de la vista te hallaron.

Instante

Amarillo y blanco entrelazados a tu espalda

reflejos de luz que dibujan tu silueta,

merodean por mi temprana mañana

y te imagino junto a mi envuelta en seda.

Caliente brisa mediterránea entre telas

pegando a ti tu otra piel de colores,

blusa azul,  radiante y larga falda.

Molde perfecto que camina hacia mi.

Temblorosas pupilas al observarte

acompañan el calor mis manos escondidas,

temeroso de ver mis piernas doblarse

y el balbuceante verbo sin poder hablarte.

El primaveral balcón tras de ti,

tu magia encendida acercándose,

mi nerviosismo infantil rebosante,

y aun así, impagable instante.

Despertar

De rojo se han vestido los tulipanes del jardín,

diseñados por el amor de tus manos en la tierra

des de ese septiembre repleto de color ciprés,

y incubados por el calor del claro sol.

Cien flores blancas nos quiere regalar

mostrando la nueva buena de la primavera,

este almendro; robusto mollares,

fruto de lustros de nuestro querer.

Fluorescente verde se insinúa en un arriate,

todavía siendo párvulo y débil proyecto

para crecer alfombra y ser tu reposo,

lugar de descanso para hastiados pies.

Duras y amarillas fresas en ese bancal,

cual reposadas doncellas ven la tarde terminar.

Esperan tus labios de carmín colorear,

y tu hermosa boca de agua inundar.

Cuantos colores nos miran cada día

como espejos en la rutinaria mañana,

pero estos nos enseñan la primavera despertar,

y su luz, a ti a mi nos harán disfrutar.

Me Gustó Verte Ayer (sin terminar)

Me gustó verte ayer, hablar y tenerte,

abrazar tu pequeña y frágil cintura,

sentir el peso de tus dulces labios

dibujando un camino sin censura.

Me gustó compartir el frío cava, y beberte,

ofrecer amargo chocolate, y comerte,

notar tus largos dedos paseantes,

redescubriendo mi blanco cuerpo.

Me gustó escuchar tu respirar, y suspiro,

apretar tus calientes caderas de miel,

mientras regalas tu exudado aroma

susurros entre dientes en tu cuello.

Me gustó dedicarte el poema del cuerpo,

soñados momentos de deseo vivido,

reflejos del amor largo y mimado,

imagen hoy todavía saboreada.

Me gusta saber que hoy también estarás, te veré,

y podré recoger, oler tu pelo sobre mi pecho

imaginando otra noche llena de sal

esperando tus besos como señal.