lunes, 16 de marzo de 2015

exequia XIII



Entre los olivos
ahogué las lágrimas,
sobre su árida tierra
con mis rodillas, dobladas,
sobre su majestuosidad
y con mis puños, apretados.

Entre los olivos
se desvaneció el dolor,
cuando el sol miraba
mi voz rasgada, te nombraba,
el viento se me llevaba
como te llevó a ti, la noche.

Entre olivos, fuertes,
arraigados a  este campo.
Como olivos, imponentes
en mi alma arraigaste
en mi alma, te llevaré.



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