De rojo se han vestido los tulipanes del jardín,
diseñados por el amor de tus manos en la tierra
des de ese septiembre repleto de color ciprés,
y incubados por el calor del claro sol.
Cien flores blancas nos quiere regalar
mostrando la nueva buena de la primavera,
este almendro; robusto mollares,
fruto de lustros de nuestro querer.
Fluorescente verde se insinúa en un arriate,
todavía siendo párvulo y débil proyecto
para crecer alfombra y ser tu reposo,
lugar de descanso para hastiados pies.
Duras y amarillas fresas en ese bancal,
cual reposadas doncellas ven la tarde terminar.
Esperan tus labios de carmín colorear,
y tu hermosa boca de agua inundar.
Cuantos colores nos miran cada día
como espejos en la rutinaria mañana,
pero estos nos enseñan la primavera despertar,
y su luz, a ti a mi nos harán disfrutar.
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