He abierto los ojos, y estabas tu,
iluminando mi lento despertar,
esperando mi primer beso del día,
regalándome tu tierna sonrisa.
He apretado tu cuerpo a mi cuerpo
para alargar el efímero tiempo,
saboreando la salada boca
acariciando tu negro pelo.
Mis dedos han recorrido tu espina
y jugueteado en el firme talle,
como si ya no te conocieran
y quisieran tu piel desnudar.
Dos palabras te he musitado
y tu vello se ha erizado,
señal inequívoca de sentir
tu amor y mi deseo.
Breve momento matinal
que todavía puedo oler,
y esperar a volverte a ver
para nuestros cuerpos fusionar.
Llegará la tarde esperada
y los sollozos serán palabras,
hermosos versos desnudos
cual imágenes de nuestro encuentro.
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