Me
llaman, tus pupilas
de
brillante azabache.
Me
reclaman, esos labios
de
dulce fruta madura.
¿Como
puedo resistirme
a
recoger tus besos,
a
admirar tus ojos inciertos?
Se
citan, mis manos
sobre
tu fina película.
Se
invita, a mi vida
a
sentarse junto a la tuya.
¿Como
puedo no deserar
acariciar
toda tu piel,
a
envejecer juntos, a la vez?
Llora
de alegría
para
poder enjuagarte,
Háblame
suavemente
para
poder, siempre, escucharte.
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