De flores teñidas de rojo
fueron siempre sus besos,
fuera marzo, fuera agosto.
Cargados de aromas frescos
penetraban por cada poro,
fuera beso pequeño,
fuera beso mayúsculo.
Llegaban a las venas
vestidas de roja sangre,
que fueron mías, después suyas.
Y circulaban por el cuerpo
regando a los ojos,
fuera de su hermosura,
fuera, olvidando desagravios.
Perfecto jardín de pétalos
mientras sumamos almas,
fue hermoso, fue etéreo,
ahora, marchito pasado.
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