Cantos de río lanzados
mientras fue cálido verano,
como juego improvisado,
como larvas de lágrimas.
Verdes nenúfares otrora
tornándose cobre dolor,
con negros en el centro,
con moscas en las esquinas.
Y ahora aquí amanece
entre caldos mugrientos,
como lodos que se aferran,
como sueños ya rotos.
Y ahora aquí oscurece
bajo rencores, verbos y negros,
con el ahogo que lleva
a la oscura ciénaga
a lo que un día, fue un amor.
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