Toscas manos afortunadas
recorrerán esta tarde tus pliegues,
aceite aromático en la nuca
fugaz beso en la mejilla.
Serán suaves en ocasiones,
entre pequeñas pecas
o acercándose a algunos rincones.
Serán severas en otras,
entre vértebras
y quitando la leve tela.
Con un pétalo
trazaré algunos versos,
entre tus costillas
sobre tu vientre.
Y cuando el hielo
de esa cubitera se deshaga,
si, esa que está ahí al lado
con fino vino color paja,
cederemos a la ventura de Dionisio
sobre sábanas blancas
aceite, olor y deseo.
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