Has
descolgado el amor
que
guardamos en las perchas,
lavado
las sábanas sin manchar
y
vaciado el marco que te regalé.
Dejado
de regar el jardín
que
tantas noches dibujamos,
cargado
de dalias y fuentes
que
ahora solo son espinas y silencio.
Vaciado
el cajón de los besos
donde
vivian nuestros pecados,
entre
aromas y quimeras.
Destapado
el tarro del olvido
y
cerrado el del perdón,
dejado
entrar las polillas
que
poco a poco han anidado en tu corazón.
Cambiado
tu mano tendida
por
una cama vacia,
donde
postrado no te lloro
pero
si que te añoro.
Has
olvidado que yo no olvido.
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