Una lágrima tuya,
una sola, rauda y caprichosa,
como preámbulo de una emoción,
inevitable e inminente,
recorre la dulce mejilla
que es la frontera hacia tus labios.
Con solo una lágrima tuya
se me agrieta el alma, enamorada,
de tus besos y razón,
siendo inevitable e inminente,
que también brote una
des de mi fragil interior.
Y se juntarán
cuando sellemos las bocas,
su sal, transparente y pura,
convirtiéndose en solo una,
como inevitable e inminente,
fondeo de nuestro amor.
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