viernes, 11 de abril de 2014

Tu reabriste la Puerta



Tus azules ojos reabrieron la puerta,
cerrada con una llave que descansa en el mar.
Curiosamente no tuve que forzar la cerradura,
ya que tus palabras la abrieron si más.

Esa mirada ausente escribió el primer verso
de esta nueva época de sentimiento narrado,
justo durante esa larga madrugada fría
que nos regaló un delicado sol sobre el papiro.

Des de ese momento mi mano vuelve a escribir
buscando la miel de las letras en ti dibujadas,
recordando tu pelo enredado en el viento,
o vertiendo lágrimas durante tu ausencia.

Has conseguido que de este triste corazón
vuelvan a bombear coplas cargadas de amor,
estrofas llenas de caliente pasión,
bocanadas de frescas orquídeas.

Ahora te debo mis excesos futuros
relatados entre los cantos de azules sirenas,
protegidos por las hijas de Nereo
y entregadas en la distancia etérea.

Luchemos juntos mi doncella venida
paseando por la arena en Gran Roque,
jugando con los besos nunca dados
o imaginando las odas que vendrán.


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