Serviles
son sus besos
serviles,
blandos, blancos.
Tiernas
sus manos
sin
querer decir cálidas,
sin
poder decir, amantes.
Bonitas
las palabras
justas,
medidas, secas.
Frías
son las mañanas
igual
que las noches
igual
que las sábanas.
Y sigo
aquí sentado
buscando
esa llave perdida,
que
habrá su alma.
Y sigo
aquí esperando
besos
llenos de sal,
manos
que abracen,
sonidos
grotescos
durante
las noches estrelladas.
Sigo,
sigo, sigo
pensando,
dudando,
si
cruzar el puente,
el
puente, del olvido.
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