No digo
nada.
Ni
frases ni palabras.
Me
gusta que me hables,
que me
cuentes tus cosas.
Siempre
ha sido así,
mi
serena seriedad
y el
calor de tu voz.
Solo
asiento con los ojos
o te
hablo con las manos,
por que
los silencios dicen
y
escucharte es mi todo.
No digo
nada.
Tan
solo te abrazo
mientras
lloviznan lágrimas
y tus
penas, son las mías.