Pálida
belleza dormida
bajo
sábanas con olor a cuerpos,
que
antes fue a flores
y el
amor lo cambió.
Me
habla tu silencio
mientras
me miran cien lunares,
marcas
de mis besos
y
otros, lugares donde besarte.
Descansas
a mi lado
ofreciéndome
tu blanca espalda,
como
fin del carnal deseo
que nos
dimos
que nos
entregamos.
Hermosa
doncella dormida
de
tersa piel olor canela,
que
antes fuiste torbellino
entregado
a la tormenta
y
ahora, frágil porcelana.
Permíteme
un susurro
breve,
sutil y verdadero,
siendo
la voz su vestido
mis
miedos, su camino
relatado
en un solo verso...
“te
amo”.