momento (II)

Quiero morder tu deseo,
perderme en tu piel,
con estos labios que te aman
esta tarde; al anochecer.

Esparcirte mil besos
entre abrazos y suspiros,
todos ellos a cual más tierno
paridos por este eterno enamorado.

Acarciarte con mimo
con los dedos y las manos,
mientras se retuercen los cuerpos
y palpitan los pechos

Hundirme en tus carnes
y aferrarme a los sueños,
regalandonos lágrimas brotadas
en cada envestida de pasión.

Cubrirte de ternura
cuando las piernas se estremezcan,
con la voz entrecortada
y las bocas selladas.

Finalmente, enroscarnos,
vacios de todo y llenos de luz,
firmando la corta paz
antes de otra, carnal batalla.

besos

Llueven besos por doquier,
de esos que no solo quedan en la piel.
Besos que mordisquean el alma,
cruzan el estomago
y se incrustan en el la memoria.
Blancos besos en la mejilla,
rojos, carnales, sobre los labios,
o apasionados en tus pliegues.
Besos dados con la mirada
mientras mis brazos te ciñen,
penetran por los poros
y palpitan en el pecho.
Besos tiernos en la nuca,
hambrientos en el vientre,
oscuros entre el vello.
Besos que se amoldan al cuerpo
igual que mis manos cuando lo recorren,
o se entregan con deseo,
como sincera imagen de lo que siento.
Besos tuyos,
besos mios,
besos soñados,
desparramados en esta cama,
besos nuestros,
besos robados,
besos no dados,
versados durante el día,
besos silenciosos,
besos cargados de intención.
Besos,
besos,
besos.

carícia

Con solo una carícia,

breve y viva,

suave como un susurro,

lenta y vehemente,

encesdiste la tarde

y derretiste la calma.

Deleistaste mi mejilla

con tu mano trémula,

mientras tus labios abiertos

llamaban a los mios.

Solo pude recojerte

y entregarte mi voluntad,

vaciar mi alma

en cada palmo de tu piel,

seducir a tu cintura

que me obligaba a retenerte.

Desnudar el deseo

sobre tu cuerpo abierto,

siendo esa caricia tuya,

el alimento de mi sangre,

que con ansia sobre tu pecho

te escribió mil versos.

es

Escuchar el ruido de tus labios
cuando se aferran a los mios,
no es ruido,
es dulce sinfonia del alma.
Rozar tu pelo en la noche
mientras duermes a mi lado,
no es rozar,
es despertar a la ternura.
Recogerte en mis brazos
para dormirnos juntos,
no es recogerte,
es abrazar a lo más querido.
Tocar tu piel desnuda
con temblorosas manos,
no es tocar,
es hacer que mis dedos lloren.
Tener tus besos
pegados a todo mi cuerpo,
no es tener,
es vivir.
Separarme de ti por la mañana
para no vernos durante el día,
no es separame,
es esperar a la siguiente noche.

momento

Tu carne entre mi carne,

los labios sellados,

el sudor corriendo,

la mano en tu pecho,

la otra... perdida,

el amanecer... olvidado.

El alma florecida,

el corazón acelerado,

el deseo por ropage,

esta piel, tu casa,

La cintura por descanso,

tus dedos en mi dorso,

el tiempo... parado.

Tu monte... mi venus.

Las palabras obscenas,

los movimientos sosegados,

los espasmos desbocados,

las bocas abiertas,

las gargantas resecas,

la luz de tus ojos,

el sentir del tacto caliente,

la dulzura del después,

la sábana perdida,

los versos de tu cuello,

mi tinta, tu carmín robado.

El fin... el final de este momento.

con...

Con mis labios recorriendo

el suave y cálido fin de tu espalda,

mientras saboreo todavia tu boca

y el lento apartarme de ella.

Con mis dedos ocupados

en acariciarte todo el torso,

a la caza de tus pecas

como parada hacia el pecado.

Con tu cuerpo tumbado

sobre el lecho encendido,

que será el testigo de esta tarde

y del amor aquí derramado.

Con mi piel sobre tu piel

cosidas por el sudor aparecido,

que fusionará los cuerpos

una vez más anhelados.

Con mis versos en tu mente

y cada vez más lento el respirar,

esperando, esperando..... esperando.

Busco el camino a tu fortuna

rodeando las esbeltas caderas,

justo cuando tus manos rozan mi frente

y el vello se eriza.

Vuelven a las pupilas abiertas

los sueños eternamente soñados,

ahora convertidos en tu tacto,

en placer y párvulo miedo.

Redescubro tus dulces mieles

cuando tatuas mi dorso,

ahogas el momento

y de mi solo puede salir el mejor verso.....

Te quiero.

Justo en este momento,

con nuestras carnes abiertas,

nuestras faltas destripadas

y el deseo del reencuentro.

cuando

Gritan las manos

cuando no te toco,

lloran los dedos

si no te rozo,

bostezan los brazos

si no te guardan.

Hablan mis letras

cuando te escribo,

llora el pecho,

si no te escucha,

se estremece la piel

cuando te sueño.

Saboreo tus labios

mientras te beso,

huelo tu aroma

si te poseo,

y muerdo tu alma

entre breves sollozos.

Subo al cielo

cuando me reclamas,

bajo al infierno

si juntos pecamos,

mueran las noches

con tu mejilla,

sobre mi recostada.

Llega el día (por terminar)

Y llega el día
en que la cama se hace grande,
las espaldas se miran
y el deseo huye.
Cuando donde habia besos,
hay silencio,
y donde las pieles sudaban,
hay desiertos.
Las sábanas no se enredan,
y las noches son castas,
los besos no se vuelen verso,
ni los labios saben a miel.
Las manos estan frias,
y en los breves abrazos
 solo caben recelos.

Si supiese como llegó el día
a junto a mi acostarse,
borrardo tus manos de mi piel
y los besos del alma.
Evaporando el deseo
que acompasadamente enredaba,
pierna con pierna,
vientre contra vientre.
Decolorando la mañanas
y olvidando esas noches,
de dioses encontrados
que descendian a los infiernos.

Y ese día aquí está,
y cuando finalice,
quizás tu ya no estés.

esta noche

Cierra la puerta

y muestra tu alma,

rasga la blanca sábana

y dame tu cuerpo.

Se mia este noche

mientras nos queden fuerzas,

pudamos seguir besando

o sencillamente abrazando.

Que los dedos sean plumas

y las manos fuertes tenazas,

para pintar toda tu piel

y tenerte entre mis brazos.

Los llantos, placeres.

Tu sudor, mi agua.

Las uñas, navajas,

que se clavan en mi espalda.

Tu vientre, mi destino.

Mi pecho, tu almohada.

El silencio, un descanso,

de dos materias que se aman.

Las carnes que se acoplan,

la mejor de las sinfonias.

Los labios, hermoso veneno.

Tus senos, mi manjar.

Las caderas, el mejor poema.

Entrégate esta noche

y yo te daré toda mi vida.

caminando bajo la lluvia

El agua barre las aceras,
límpia el lejano muelle,
purifica las dalias del jardín.
El agua nos cae sobre la frente,
moja nuestras manos entrelazadas,
y aquí, en mi corazón encendido,
llueve, llueve amor suavemente.

El agua resbala por los cristales,
crea música al llegar al suelo,
regala charcos a los niños.
El agua empapa nuestra ropa,
obliga a refugiarnos en los portales,
y aquí, bajo el resguardo de las farolas,
se humedecen y encuentran nuestros labios.

El agua acelera a la gente,
ilumina piedras y veloces coches,
agita las desprevenidas terrazas.
El agua corre por tus mejillas
mientras mis dedos te acarician,
y aquí, en mi alma herida,
te hundes, cada vez que te miro.

Con el agua llega la noche
y el silencio a las calles.
Bajo el agua te regalo besos
mientras llegamos a tu zaguan.
Con la lluvia me invitas a quedarme
y a mi corazón, tatuarte.

deseo

Rózame un instante,
despierta mis dedos,
erízame el vello
y dame tus labios.

Provocame.
Desafia a estas manos,
agitame el respirar
y dame tu sed.

Se mi piel esta tarde,
el lecho de mis besos,
tormenta del deseo
y pecado de mi cuerpo.

Abrazame.
Siente mi rostro,
acaricia el torso
y tatuate en mi pecho.

Muerdeme el alma,
tómame despacio, suave,
dame tus llantos,
y reclamame un mañana.

Algún día

Algún día

llegará ese día,

en el que partirá la melancolía

y dejará a mi alma de ahogar.

En el que las brumas

sean solo recuerdo,

y estas manos

presa de unas manos.

Las largas noches

se transformen en besos,

y el cálido amanecer

sea pegado a unos lábios.

Donde el desamor

no duerma a este lado,

ni el desanimo

mi breve desayuno.

Algún día

olvidaré que escribo,

usando negras lágrimas

que llenan el vaso de la soledad,

remontando des de el alma

hasta mi vida anegar.

Hallaré la paz

vestida de dulce voz,

pudiendo solo ser acallada

por el encendido latir del corazón.

Algún día

dejarás de ser sueño,

y estos brazos te abrazarán.

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Fueron esos labios

de delicado sabor miel,

los que me hicieron olvidar

que un día, cercano, no estabas.

Esas manos amables

trepando sobre mi torpe piel,

las que me erizaron el alma

mientras me robabas el corazón.

La suave voz pegada al cuello

cuando te tenia entre mis brazos,

que me invitaba al pecado

mientras yo deseaba protegerte.

El calor de tu delicada desnudez

cuando me mostraste tu llanto,

dejando que mi pecho fuera orilla

y tus lágrimas su mar.

El goce de un despertar,

el placer de escuchar,

la delicia de rozarte,

el gusto de soñar.

Cien detalles sentidos

entre madrugadas y nubes,

que esperan mil noches

cargadas de ilusiones.

olvido

Has descolgado el amor

que guardamos en las perchas,

lavado las sábanas sin manchar

y vaciado el marco que te regalé.

Dejado de regar el jardín

que tantas noches dibujamos,

cargado de dalias y fuentes

que ahora solo son espinas y silencio.

Vaciado el cajón de los besos

donde vivian nuestros pecados,

entre aromas y quimeras.

Destapado el tarro del olvido

y cerrado el del perdón,

dejado entrar las polillas

que poco a poco han anidado en tu corazón.

Cambiado tu mano tendida

por una cama vacia,

donde postrado no te lloro

pero si que te añoro.

Has olvidado que yo no olvido.

Tus manos

Esas manos,

de tierna porcelana.

Esos dedos,

cargados de pasión.

Ese calor,

que deja tus caricias.

Ese tacto,

que solo es tuyo

y deseo mio.

Esa palma,

donde recoger los besos,

Esas líneas

que guardan mis secretos.

Esas uñas,

que viven en mis sueños,

queriendo hundirse en mi espalda.

Esa seda,

que flota cuando las mueves.

Esas azules venas,

que le dan vida.

Esa dulce muerte,

que me és el no tenerlas.

 Son tus manos,

que si me tocan,

mi anhelo desnudan.

 

musa

Quizás sean las mariposas
con sus elegantes alas,
o el leve roce del mar
cuando paseo junto a el.
¿Serán las brisas del este
que me traen tu recuerdo?
O Cloris, que te compara con las flores.

Seguro que son las ninfas
viajando más allá del oceano,
que me acercan tus ojos reluciendo
cada vez que el corazón tiembla.
La caridad de las palabras
que regalas a lo más querido,
y el llanto cargado de dolor
cuando te alejas de el.

Quizás sea un sueño
que me concede Hipnos,
o el anhelo de verte
y tocar tus manos.
¿Será la pureza del alma
que inspira mil versos?
O esperar cada mañana
a que llegue nuestra tarde.

Un placido momento
al hallar tu aprovación,
que enciende mis venas
y besan la distancia.
La tranquilidad de leerte
imaginando tu sonrisa,
que aflora entre los labios
cuando de mi te ries.

Quizás solo seas tu
que me dibujas jardines imaginarios,
por eso al otro lado de un oceano
tu corazón, en mi musa se a tranformado.

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Clara noche cargada de perseidas

que nos despiertan para imaginar,

fugaces amores prohibidos

y anhelos que desear.

Cometas que cruzan el cielo

casi tan hermosos como tu,

queriendo parecerse a tus ojos

pero pudiendo ser solo polvo.

Despúes llegarán las gemínidas

como preludio de las cuadránticas,

que iluminaran las frias noches

y a los besos desvelaran.

Serán estrellas efimeras

brillando en la oscurida,

nacidas en el fondo de mi corazón

para viajar hacia tu dulce despertar.

Se vestiran de fuego cruzando el cielo

y tus labios las devolverán,

pintadas de morado carmín

surcando sobre la frontera del mar.

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No soy diferente a ti

ni tu a cualquier sentir,

ya que las diferencias

solo son de corazón,

y se pierden con la razón.

Nada separa a la carne

que desea a otra carne,

como nadie debe juzgar

el sentir de nuestro respirar.

Solo existen las sonrisas

Cuando hay cercanías,

por encima del pensar

y lejos de oscuros adjetivos.

Solo existen las personas

que quieren ser personas,

siendo sus pasiones,

solo eso, sus pasiones.

Has olvidado abrazarme,

has olvidado besarme,

y también entre nervios

dejar te que te bese,

pero no solo un beso

si no un beso de verdad.

Has olvidado la noche

y el tierno despertar,

enredadas nuestras carnes

o con tu espalda siendo un faro.

Has guardado las sonrisas

que se han perdido en el mar,

dejándome solo sombras

o mis palabras sin escuchar.

Pero se que eso es hoy

y mañana solo sueño,

que perdido entre estrellas,

quedará en un breve recuerdo.

Te quiero con olvidos

o besos perdidos,

buscando un amanecer

donde empezaba el ayer.