Mis lágrimas no corren
lentamente sobre las mejillas,
ni balbucean los labios
o mueren las orquídeas.
Sigo durmiendo bajo la luna
y con las ventanas abiertas,
con tu retrato sobre la mesita
junto al reloj, yaciendo a mi lado.
Oigo las campanas a lo lejos
pero ya no las escucho,
tampoco las llaves lejanas
des de la calle, cuando llegabas.
Y no me importa
tu ya esperada ausencia,
como tampoco el frío
ni la taza sola.
Ya no me importa
Ya no te espero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario