domingo, 27 de diciembre de 2015

cortejo



Sin guardar ningún cuidado
nos fuimos despojando de ropajes,
dejando expuestos los cuerpos
con los que nos rozaríamos más tarde.
Mientras, con extrema suavidad
se peleaban los besos
por ser el primero en llegar,
el primero, en tocar al otro.
Segundos y minutos después,
mientras descubríamos lunares
y jugábamos con los vellos,
olvidamos que era tarde
para solo centrarnos, abarcarnos.
Respiramos de forma acelerada
llevados por riendas invisibles,
que nos condujeron a la batalla
bajo las sábanas y sobre el deseo.




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