Hoy no te escribo poesías,
mis dedos no hacen el amor
a esta pluma con su tinta azul.
Tampoco palpo el fino pliego.
No he subido las persianas
ni me he despertado con tu voz.
Las sábanas no olían a tu piel,
y en tu peine no estaba una parte de ti.
La cafetera esta mañana a llorado
al faltarle tu a su lado.
Las noticias de la TV han sido malas,
pero no tanto como tu ausencia.
Estoy cansado de este silencio
que envuelve el que fue nuestro hogar,
deseo gritar con gran fuerza
pero no tengo aire en esta alma herida.
Y aun así, y con mi pesar
espero cada día el poder verte pasar,
pero torpe de mi anestesiada mente,
que sabe que tus caderas jamás volverán.
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