Estando sentado en mi azul sillón
veo tras el cristal balancearse al limonero,
las nubes descender lentamente
y justo ahí, al mar crecer y enfadar.
La nostalgia se sienta mi lado
los pies se enfrían aun tapados,
parpadea el fluorescente en la cocina
y tu, viviendo en lejanos y fríos cuadros.
Me resguardo del frío gracias a ti;
a tu manta de desamor y olvido,
a las tardes llenas de lluvia
y los ratos de soledad encerrada en el baño.
He cambiado el canario por curruca
los rosales por lentos pensamientos,
las jóvenes tardes por ceguera
y el hambre, por buena leña.
Abrazo la que fue nuestra noche
mientras sigo viendo tu respirar entre seda,
la que rasgamos con gran deseo
en la que dormimos, como solo uno.
Solo; solo yo sigo aquí
observando como tras el cristal todo pasa
como el viento todo lo limpia.
y aquí... gris tarde de niebla.
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