Te he encontrado en un suspiro,
descubierto entre mis dedos
ágiles y hambrientos de ti.
He escrito
las letras del amar.
Me has regalado los días por la mañana
y yo, te he deseado verdes sueños
cuando las luces ya han caído
y solo el silencio queda en las calles.
Hemos bebido los caldos a la vez
desnudando manos y corazón,
abriendo puertas de secreta fantasía,
buscando agapantos en cada balcón.
Hemos llorado por un adiós
y arrancado todas las flores del jardín.
Dejado que lloviera en nuestra vida
clavado un puñal de marfil.
Ahora vuelvo a buscarte abril
y escuchar oropéndolas en la fuente,
suelo imaginar tus labios en mi
justo cuando mi mano te siente.
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