He vuelto a tropezar en la escalera
del mármol gris y frío de la soledad.
A sido de repente esta mañana,
al despertarme y tu no estar.
A mi altura queda el húmedo sótano
donde seguramente deberé esperar,
mirando hacia arriba a la gente pasar
mientras ríen en el luminoso ático.
Supongo que cuando pasen las semanas,
cuando la primavera vuelva al portal a llegar,
poco a poco mis ojos se secarán
y podré empezar a subir algún escalón.
Seguro que otros labios veré pasear
y mis versos a ellos necesitaré regalar,
subiendo rápidamente a los azules cielos
y olvidando este hondo y oscuro pesar.
Pero mientras solo me queda esta silla
donde sentarme devolver mis sentimientos,
bañarme entre mil reproches olvidados
y ahogar los besos que nunca te he dado.
Llega pronto bella y larga primavera,
y quédate siempre junto a mi vera,
que mi pesada y cansada espalda
lleva demasiados otoños vividos.
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