Estoy triste por tu ausencia
a la vez que feliz por tu marcha.
Choques de sentimientos
que ahora batallan en el alma.
Llorosas quedan las palabras
que antes susurraba a tu oído,
cuando te hablaba con un verso
y tu cuello se estremecía.
Vacío queda el tintero
donde cada noche te dibujaba,
inventando mitológicos deseos
que hoy, de repente, has secado.
Pero
también veo tranquilidad
junto al jardín que volverá a crecer,
pudiendo podar las hojas viejas,
dando fuerza al árbol de mi vida.
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