Cuando te besé,
no pude separar mi boca,
ni mis manos,
que se aferraron a tu cintura.
Cuando te besé,
un pedazo de mi
se quedo para siempre en ti.
Cuando te besé,
mi alma tembló
mientras tu lengua,
se clavaba en mi corazón.
Cuando te besé,
mi piel se estremeció
para dar paso al deseo.
Cuando nos besamos,
nuestros cuerpos crecieron
cual nube de tormenta.
Descargamos la pasión
sobre el jardín de las sábanas...
sollozos por relámpagos,
movimitenos por vientos,
espasmos por truenos,
sudor por lluvia,
el olor de tu piel, por tierra mojada.
Cuando dejamos de besarnos,
solo fué un claro,
a la espera de otra tormenta.
Ahora ven, besame,
que amenaza lluvia esta tarde.
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