La luz se alejaba de mi fría ventana
para poder iluminar tu florido balcón,
centro del universo de nuevos amores
fábrica de flechas hacia mi corazón.
El océano se abre cual señal divina
para dar paso a los versos del conocer,
al regalo de tablas recién nacidas
y a las flores de la nueva vida.
Regando lo nuevos labios vírgenes,
dándoles colores mientras crecen
mientras viajan por la verde alfombra
que comunica nuestra encontrado camino.
Un tulipán naranja se abre cada día
en la esquina izquierda del ventanal
surcando por el espacio infinito
que separa tu palabra de mis oídos.
Creía haber visto todas las maravillas
justo asta ese día de marzo soleado,
cuando mis manos vacías y limpias
más allá de la vista te hallaron.
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