¿Amor, eres tu que me das la espalda
que zarandeas mi adolescente alma,
y agrietas mis rojas entrañas
haciendo entrar el frío en ellas?
¿O es el dolor de sentir alejarte,
el miedo a perder tus sueños
o el lloro de los olivos a mi paso
mientras te vuelves gris al andar?
¿Puede ser ver ese lado vació
ese satén pulcro sin usar,
el camisón azul todavía doblado
sabiendo que ahí morará?
Solo sé que me robas el brillo,
las tardes de risa y compañía,
que veo desfallecer mi respirar
mientras la puerta golpea tras de ti.
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