Cúbreme la espalda de lágrimas
para calmarla del hastío y dolor,
que de tanto
tiempo recogiendo
quebrado ha dejado todo mi amor.
Rásgame entero con las uñas
para frotar el pegado mal olor,
que de todos los abruptos escuchados
manchado ha quedado mi honor.
Lávame los pies en tu portal
no me dejes entrar calzado;
que por demasiado barro he caminado,
y muchos me han pisado…
Luego caliéntame con tus mantas
abrázame con tu palabra
perdona mi larga travesía,
asta encontrarte en mi largo día.
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