miércoles, 14 de mayo de 2014

Cadera




Me esperabas sobre las sábanas,
siendo tu torso la seda más bella,
con la que compartir la noche
y el mayor placer para mis sentidos.

Acomodé mi piel a tu espalda,
abrazando tu fina y blanca cadera.
Mientras; acercaba los labios a tu oído
para susurrarte el verso de un beso.

Fue cuando tu cintura se clavo en mi
y tu mano derecha recogió la mía,
para hacerla viajar asta tu pecho
y dejarla descansar sobre tu ansia.

Después de oler tu reposado cuello,
decidí pintarlo del rojo de mis besos,
sin dejar espació sin reconocer
mientras estos dedos buscaban tus dientes.

en ese instante te volviste hacia el cielo
dejando tus finas  manos libres,
que raudas corrieron a mi ropa
como las mías bajo la tuya.

Juntamos los labios estremecidos
anudando la pasión que crecía,
liberando el deseo recién venido,
y soltando el primer espasmo notado.

La yemas perdidas bajo la fina tela negra
para jugar con el pecado de tu cuerpo.
Dibujando pequeños círculos pausados
a la misma velocidad que tu te movías.

Me empujaste con energía
para poder situarte sobre mi cuerpo,
y así descender por el lentamente
humedeciendo los poros abiertos.

Tuve que arrancarte para poder besarte,
y ser yo quien saboreara tu ser,
siendo este el mayor placer tenido
cuando el goce ahogó tu respirar.

Reposó tu anhelo unos breves segundos
para volver a alimentarse de sed,
y situando tu diosa figura encima mi talle
te entregaste al bálano que esperaba.

El sudor empapó el momento
dando sonido al vaivén acompasado,
cual orquestra perfectamente acoplada,
siendo aquí otros instrumentos;  nosotros.

No se cuanto tiempo estuvimos amándonos
ni cuantos besos nos ofrendamos,
pero cuando la mañana nos despertó
nuestras almas seguían exhaladas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Popular Posts

Advertisement

Blogger news

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *