lunes, 5 de mayo de 2014

Melancolía que vive en mi



Mojando los pies en el agua
mientras el sol baña mi cara,
camino despacio por Taboga
repasando la tristeza de no tenerte.

Entre las flores del cerro cercano
hallo la blanca luz de las orquídeas,
que pretenden florecer mi alegría
marchitada por esta vida día a día.

Junto a la casa de un poeta
los niños juegan a mi vera,
hablan, se ríen y chapotean
y yo solo puedo esbozar una mueca.

Creo verte mirándome a lo lejos
y acelero el paso para llegar a ti.
Es el sol que reluce sobre el mar
y se cubre de nuves a mi llegar.

De vuelta subo al ferry que me lleva
hacia la costa que veo cada despertar,
así que de nuevo daré por perdida
otra jornada sin poderte encontrar.

Te he sentido un segundo en La Restinga
 y dos minutos cerca de la Cruz,
quizás un poco en las empinadas calles,
pero la alegría ha vuelto a marchar.

Esta melancolía que vive aferrada a mi
acude cada mañana a mi triste portal,
no me deja escuchar a los gorriones
ni tampoco encontrarte a ti; felicidad.


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