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La noche pasada
no tornará jamás,
el deseo gastado
se que quedará en eso,
gastado.
Los besos tiernos
serán recuerdos,
y el verso inventado,
ni eso.
El último abrazo
el momento más dulce,
que mancará el alma
y marcará un mañana.
Llegarán más lunas
que también olvidaremos,
otras espumas
y marcas de duelo.
Cada una de ellas
será una primera,
llenando un vasto vaso
al que llamaremos amor.
El tiempo pasa
y las noches mueren,
pero siempre nos queda
nuestro “querer” acumulado.