Cubre mi espalda con tus labios
cuando la luna ya esté cansada,
siendo tu la nueva estrella
que brille sobre nuestra cama.
Reposa tu boca contra mi boca
con pausada cadencia,
cuando se cierren los ojos
y la carne se tiña de rojo.
Se espuma en este lecho
y golpea mis sentimientos,
como cuando salta sobre las rocas
y con fuerza las cincela.
No me dejes que te deje
marchar de mis brazos,
alargando los minutos
para que nos quepan más besos.
Destapa mi deseo dormido
para que sea tu dulce abrigo.
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